jueves, 26 de agosto de 2010

Grau

Ninguno de nosotros soportábamos a Grau. Era una especie de inquina tácita y compartida. Siempre quería ser el mejor en todo y lo peor es que siempre era el mejor en todo. “Mi nombre es Alfonso Grau”, se presentaba, y parecía querer añadir “abogado de gran prestigio, ¿quieres que te muestre mi mochila de conocimientos?”. Bien podía explicarte el porqué de la burbuja inmobiliaria como hablarte, sin despeinarse, del Decreto de Nueva Planta, pontificar sobre el resultado de las últimas encuestas sobre intención de voto y darte al mismo tiempo instrucciones para jugar (bien) al guiñote. Completamente insufrible. Sólo cuando llegaba la hora de visitas y, día tras día, ninguno de sus hijos y nietos acudían a visitarle, parecía volverse un poco más humano en su burbuja triste de sabiduría.


Seleccionado II Concurso de Microrrelatos sobre Abogados

3 comentarios:

  1. Al final el gran conocimiento que vale es ese...no todos los titulos sino como hemos sido en nuestro interior.
    LA HUMILDAD UN DON PARA CULTIVAR.
    PD
    Muy buen post,
    (Quiero saber cuál es el secreto de la Primavera).
    Cariños
    mar

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  2. Y bien difícil es de cultivar, por todos nos circula un poco de vanidad...
    El secreto de la primavera aquí
    PD Es genial verte por aquí, besos gordos

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  3. Dame más vueltas alrededor,
    jugando a la noria del amor.
    YA NO ES UN SECRETO, ES EL JUEGO DEL AMOR.
    Besos para ti.
    mar
    :)

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