viernes, 5 de marzo de 2010

mirar

Estaban a punto de llegar las fiestas. Había algo especial en el ambiente. A través del cristal de la ventana del segundo piso de la Unidad de Crónicos vislumbré su silueta contemplando la calle, como siempre. Cuando llegaba al Hospital por la mañana, inconscientemente, levantaba la mirada, como para comprobar que todavía seguía allí. Todos los días le daba el desayuno, la comida y la merienda, la aseaba, la peinaba y la cuidaba. Y ella, que iba ya dejando atrás su juventud, sólo miraba a través del cristal, como si la vida le fuera en ello. Cuántas veces soñé con encontrar las palabras mágicas, la piedra filosofal que le devolviera la vida, que la liberara de su cárcel. Pero de hoy no pasa, me voy con ella a dar una vuelta.

2 comentarios:

  1. Sí, un día triste a veces inspira...
    Muchas gracias por tu visita, Gotzon. Un abrazo

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