viernes, 7 de mayo de 2010

fotografía

La mujer de la foto sonreía. Más parecía una pintura que una fotografía. Mirada perdida. Sonrisa enigmática. Árboles al fondo. Un atardecer adornado con pájaros, finas curvas negras, como pestañas sobre la mesa y, si uno prestaba atención, a los pies de la mujer un niño desentonando en el cuadro. La mujer es mi madre, una gran señora a la que todos respetaban y que inculcó en nosotros los sagrados valores de la responsabilidad, rectitud y mesura. El niño soy yo. Ceñudo, huraño y taciturno. Por eso no me gusta esa foto. No la entiendo. Yo adoraba a mi madre.

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