jueves, 28 de octubre de 2010

campanilla

Mi exmujer me odia, y la verdad es que tiene motivos de sobra para hacerlo. Dice que mi único amor es el dinero y hoy por hoy no tengo ningún reparo en darle la razón y aún diría que se queda corta. Hace un año me arruiné jugando en bolsa y me vi obligado a iniciar un proceso judicial para revisar el convenio de separación. La única manera de salir a flote era reducir la cuantía de la pensión para nuestra hija pasando más tiempo con ella. La ratio horas-con-mi-hija/euros era altamente rentable a pesar de lo fastidioso de lidiar con una mocosa de seis años con tendencias bipolares y su piojoso osito. Gracias a Dios que mis acciones han vuelto a subir y ya no necesito el dinero. Ya puedo volver a facturar a niña y osito a su madre. Bueno, en cuanto acabemos de preparar su papel de campanilla para la función escolar.

miércoles, 20 de octubre de 2010

grau y yo

Quién me ha visto y quién me ve. De calcetines con agujeros a trajes de marca. Ningún indicio del granuja que estaba hecho. Todo empezó cuando Grau entró en mi tienducha una tarde de lluvia. Buscaba un mastín y le acabé vendiendo una tortuga. Él era un abogado recién licenciado y una persona especial. De alguna silenciosa manera transmitía confianza y sus clientes se sentían muy cómodos con él. Su capacidad para escuchar era tan superlativa que en cualquier tipo de reunión se acababa erigiendo como interlocutor principal, a pesar de que apenas abriera la boca. Había hasta desarrollado la facultad de desdoblar su atención a varias conversaciones simultáneas o a seguirlas mientras ocupaba su cabeza con otros pensamientos. Pero, para mi fortuna, su capacidad no era bidireccional y su habilidad para exponer sus alegatos ante un tribunal era absolutamente nula. Necesitaba un charlatán. Y formamos un buen equipo.

miércoles, 13 de octubre de 2010

de la guarda

Como los ángeles al caer el sol, que duermen como benditos. Nosotros no, los ángeles de la guarda hemos de estar eso, de guardia ininterrumpidamente. Así estamos como estamos, hablando solos y fumando sin parar. Pero cambiar de puesto cuesta una eternidad. Para colmo siempre toca proteger a los más capullos. Dan más ganas de reventarles las ruedas o dejar que La Galletita se les atragante y que mueran entre estertores horribles. En cambio Nerea es un regalo del cielo, un ángel sobre la tierra a la que me muero por abrazar y sentir. No tengas miedo a ese camión. Seguro que vienes al cielo.

viernes, 8 de octubre de 2010

El Sr. Coolie

Al Sr. Coolie le entusiasmaba el cine. Sencillamente, se dio pronto cuenta de que percibía todo lo que acontecía fuera del cine como unos ensayos generales de lo que luego vivía dentro. Él recopilaba la información y en la sala se orquestaba con total precisión lo almacenado en toda su plenitud. Allí era el hombre, el soldado y el poeta que en su vida real no podía completar.
En su 54 cumpleaños sufrió la mayor decepción de su vida. En la puerta del cine, un nefasto y somero cartel anunciaba su cierre. Aturdido, entró en el primer café que vio, pidió un tazón de leche y se sentó.
-Pero, ¿por qué habrán cerrado el cine?
No fue él quien habló. A su lado, ante un tazón de leche casi vacío, una señora de mediana edad con unos ojos llorosos, grandes y azules, abría y cerraba la boca.
El Sr. Coolie miró al frente y fue en ese momento espectador de excepción del más perfecto y hermoso travelling del que había sido testigo nunca. Con una sonrisa triste pero pícara, el hombre, el soldado y el poeta dijo:
-¿Estás hablando conmigo?


Publicado en el libro El beso. Ed. Cardeñoso