martes, 28 de abril de 2009

arráncate de mí

Luego, se fue corriendo, primero poco a poco, como a cámara lenta, después cada vez más rápido, cada vez más rápido, sin mirar atrás, escapando, huyendo de una telaraña de celos, desencuentros e incomprensiones, de una espiral de sentimientos desubicados, de un pasado sin presente, de un presente en el pasado, de un presente sin futuro. De algo que hacía daño. Liberándose en cada zancada que daba, llenándose los pulmones de aire doloroso y nuevo, casi arrancando a volar. Y yo, íntima y profundamente, no pude más que alegrarme por él, aunque fuera de mí de quien huyera.

martes, 21 de abril de 2009

superdotado

-¡¿No le regalarías también el collar?!
-Sí, y el anillo, y el ge-geranio...
A Marquitos, mi hijo, le cayó una buena bronca. Pero hace tiempo que me tiene tan preocupada... No puedo evitar ser un poco dura. Además es tan bueno, tan bondadoso... y no es que sea tonto, no, no, pero sí que le faltan algunas luces, mi pobre niño. Siempre he sabido que era muy sentido, que su almita estaba sedienta de belleza, y ahora sólo vive para ella, para Claudia.
A su padre no le gusta, pero mi niño sólo sabe mirar con el corazón y estoy convencida que, con él, es un superdotado.

martes, 7 de abril de 2009

perro

-¿Dónde está el perro?
-¿Qué perro?
–Pues… el perro.
–No sé de qué perro me hablas.
Pues no. Ni pisándome los talones, ni esperándome a la salida de mi despacho. Al parecer, Frufrú había desaparecido. Santo Dios, qué alivio.
Mi abuela murió hace 3 meses. Desde entonces, Frufrú, su adorado fox-terrier, no me ha dejado ni a sol ni a sombra. Lo molesto es que él también murió hace casi 10 años y sólo yo soy capaz de verlo. Maldita vieja chocha. Seguro que lo primero que hizo al llegar al otro barrio fue mandarme a Frufrú para hacerme sentir culpable. Vale que yo era su nieto preferido, y que a mí me encantaba pasar las tardes con ella o acompañarla a misa. Pero los años pasan y las personas cambian. Ahora soy uno de los candidatos a dirigir este banco y un perro fantasma y juguetón que me siga a todas partes es algo que no puedo permitirme. Ayer fui al cementerio, limpié su lápida, cambié las flores y puse una velita en la capilla de plástico. Y parece que ha funcionado. Hace prácticamente un día entero que no hay ni rastro de…
-¡Guau!