Era un trenecito de plástico nada atractivo. Demasiado viejo para serlo a los ojos de cualquier niño tecnológico y demasiado nuevo para serlo a los ojos de cualquier adulto nostálgico. Pasaban las campañas de navidad, las ofertas, las rebajas más agresivas y, año tras año, resistía en su estantería. Casi nunca nadie reparaba en él y si algún despistado lo hacía el trenecito arrugaba el morro o dejaba caer alguna de sus piezas para disuadir al posible comprador. Quería quedarse donde estaba, en la vieja tienda de juguetes. Los juguetes también necesitan juguetes con los que jugar y a él le encantaba que por la noche montaran en sus pequeños vagones las muñecas, los unicornios y los soldados y viajar juntos hasta el infinito. Y más allá.
Co-ganador Concurso Microrrelatos Cadena Ser Castellón (tema: Rebajas)
lunes, 24 de enero de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Es todo ternura, me ha llegado al corazón (y no es un elogio injustificado). Felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias Maribel. De ti sí que me lo creo : )
ResponderEliminar