Esta noche hablaré con él, he de intentar convencerle, sacarle esas ideas de la cabeza, hacerle comprender que algunos sueños hacen daño, que sólo sirven para descentrar el ánimo y lubricar a la vanidad, que a veces se vuelven contra uno mismo y muerden allí donde hace más daño. Le contaré que yo también soñaba con castillos en el aire, con soltar la correa de la niña que llevaba dentro, con vivir y no sobrevivir, pero que aprendí que era mejor caminar que volar.
Todo eso le diré y Dios quiera que no se deje convencer.
Publicado en el libro Más cuentos para sonreir. Ed. Hipálage.
martes, 21 de julio de 2009
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Impresionante, son los pequeños sueños, los que nos mantienen en constante movimiento, auqnue no alla viento siempre queremos volar.
ResponderEliminarGracias por hacer volar mi imaginacion.
Con respecto a la carta entendiste todo, sos el unico que ha entendido todo, my si tengo el corazon hecho pelota, no se si es bueno o malo, lo que si se es que seguire dando todo de mi hasta que no me quede nada de espacio, y aun asi lo seguire dando.
Te quiero mucho y ya nos hablamos