viernes, 7 de enero de 2011

Terapia de pareja


Supongo que todo es una cuestión de vocación. Cuando es muy fuerte es inútil luchar contra ella. Estudié Derecho, pero por encima. Dedicaba mis ratos libres y liberados a todo lo que tuviera que ver con la Psicología. Me hice abogada matrimonialista y, por inercia, monté un despacho especializado del que lo único que me gustaba era el color mandarina de las paredes, la plaquita que puse en la columna de entrada y el tañer lejano de las campanas. Una pena. Para colmo, el primer matrimonio que vino a formalizar su divorcio presentaba un claro cuadro de exceso de expectativas en la pareja que solucioné en un par de sesiones. Ya han pasado unos años y de mi despacho todavía no ha salido ningún divorciado. Pero no tengo problemas con los vencimientos de las facturas. Las personas reconciliadas con el amor y con su pareja son enormemente agradecidas. Y generosas.

Seleccionado III Concurso Microrrelatos sobre Abogados

4 comentarios:

  1. ¡Felicidades! Me gustó mucho. Te deseo suerte en la final.
    Un abrazo.

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  2. Muchas gracias, Maribel. Aunque con la selección ya estoy más que pagado.
    Un abrazo grande.

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  3. Uf...yo fuí de las que me divorcie.....pero me hace muy feliz pensar que existe el amor y las familias con papá y mamá en casa FELICES Y UNIDOS.
    Besos para ti con mucho cariño.
    mar

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  4. Ahora que lo dices supongo que el no estar divorciados tampoco es siempre sinónimo de felicidad y unión. Y viceversa... Pero es que esa chica es muy buena en su trabajo!
    Muchos besos, mar.

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