miércoles, 20 de octubre de 2010
grau y yo
Quién me ha visto y quién me ve. De calcetines con agujeros a trajes de marca. Ningún indicio del granuja que estaba hecho. Todo empezó cuando Grau entró en mi tienducha una tarde de lluvia. Buscaba un mastín y le acabé vendiendo una tortuga. Él era un abogado recién licenciado y una persona especial. De alguna silenciosa manera transmitía confianza y sus clientes se sentían muy cómodos con él. Su capacidad para escuchar era tan superlativa que en cualquier tipo de reunión se acababa erigiendo como interlocutor principal, a pesar de que apenas abriera la boca. Había hasta desarrollado la facultad de desdoblar su atención a varias conversaciones simultáneas o a seguirlas mientras ocupaba su cabeza con otros pensamientos. Pero, para mi fortuna, su capacidad no era bidireccional y su habilidad para exponer sus alegatos ante un tribunal era absolutamente nula. Necesitaba un charlatán. Y formamos un buen equipo.
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Que creatividad!
ResponderEliminarMe gusto tu post.
Besos para ti.
mar
jajajajajajajajajajajaja justamente eso un charlatan...jajajajajaja no `puedo parar de reir que buena historia
ResponderEliminarMuy bien encajadas las palabras, con grandísima habilidad. Buen micro.
ResponderEliminar-Mar: me alegro mucho que te guste. Un abrazo muy muy grande
ResponderEliminar-Gabi: Tú que me ves con buenos ojos, amigo mío! Espero que todo siga genial por allá.
-Maribel: Gracias, espero que al jurado del concurso le parezca lo mismo!