viernes, 27 de noviembre de 2009

colgado de ti

Ni subido a una escalera conseguiría besarte, si lo intentara, tus guardaespaldas saltarían sobre mi y me harían pedacitos, sin contar que la policía se presentaría en cuestión de minutos y me arrastrarían al calabozo sin demasiadas contemplaciones. Imagínate, lo que diría mi esposa, le faltaría tiempo para atender a los periodistas con su estudiada expresión abrumada por mi salud mental. Mi hija no, ella me entendería, es como yo, una soñadora. De todas formas, eso no pasará, no necesito besarte ni tocarte, me conformo con lo que tengo. Mirarte todos los días. Rendido ante tu belleza. Que el vigilante del museo me mire mal es el menor de mis problemas.

martes, 3 de noviembre de 2009

vaquero

Esta vez no erraré el tiro, era su frase favorita, ¿sabe usted? Era de no sé qué película del oeste, una de John Wayne, creo, bueno, no estoy segura. La soltaba de vez en cuando, sin venir demasiado a cuento, la verdad es que era un fanfarrón, mire, como todos los hombres. Por fuera un ogro, pero por dentro era más bueno que un ángel, yo lo sabía, yo, incapaz de hacer daño a nada. Un gato, un simple gato sarnoso se nos cruzó en la carretera, y en lugar de atropellarlo lo intentó esquivar, perdió el control y nos chocamos. Y cien veces que se nos hubiera cruzado, cien veces lo habría intentado esquivar. Porque era el más bueno, mi vaquero de pacotilla...